¿Qué sucede con el cerebro de los astronautas en el espacio exterior? Esto es lo que se ha propuesto determinar un grupo de investigadores de EEUU que comparó imágenes de resonancia magnética de 15 cerebros de astronautas tomadas antes de una estancia de seis meses en la Estación Espacial Internacional (EEI) y seis meses después de su regreso.
Si bien por el momento los astronautas solo realizan pocas misiones especiales a lo largo de su vida, este panorama podría cambiar radicalmente con la explotación del turismo espacial. Es por eso que los científicos buscan tener mayores precisiones sobre el impacto que generan las condiciones espaciales en los cuerpos humanos.
«La naturaleza no puso nuestros cerebros en nuestros pies, sino que los puso en lo alto. Una vez que eliminas la gravedad de la ecuación, ¿qué le hace eso a la fisiología humana?», se preguntó el neurólogo de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón Juan Piantino.
Los investigadores decidieron averiguarlo midiendo los espacios perivasculares, donde fluye el líquido cefalorraquídeo en el cerebro. Estos espacios son parte integral de un sistema natural de limpieza cerebral que se produce durante el sueño.
Conocido como el sistema glinfático, esta red de todo el cerebro elimina las proteínas metabólicas que de otro modo se acumularían en el órgano. Los científicos dicen que este sistema parece funcionar de manera óptima durante el sueño profundo.
Comparando las imágenes de antes y después, encontraron un aumento en los espacios perivasculares dentro del cerebro de los astronautas primerizos, pero no hubo diferencia entre los astronautas que anteriormente sirvieron a bordo de la estación espacial orbitando la Tierra.
«Los astronautas experimentados pueden haber alcanzado algún tipo de homeostasis», explicó Piantino.
La ampliación de estos espacios se produce en el envejecimiento, y también se ha asociado con el desarrollo de la demencia. Es por este motivo que la investigación es crucial no solo para conocer más a fondo el impacto de las misiones especiales, sino para agudizar tratamientos a pacientes con estos trastornos en la Tierra, resaltan los autores del estudio publicado en Scientific Reports.
«Estos hallazgos no solo ayudan a comprender los cambios fundamentales que ocurren durante los vuelos espaciales, sino también a las personas en la Tierra que sufren enfermedades que afectan la circulación del líquido cefalorraquídeo», explicó Piantino.
Estudios anteriores sobre los tejidos cerebrales y sus volúmenes de líquidos ya habían descubierto que al regresar a nuestro planeta, a los viajeros espaciales podía llevarles un largo tiempo volver a sus parámetros de salud habituales y que algunos cambios persisten durante un año o incluso más.
Por ejemplo, un estudio publicado anteriormente mostraba cambios significativos en la microestructura en muchos tractos de materia blanca, como los tractos sensoriales. La investigación concluía que los cerebros de los astronautas se reconfiguran durante las misiones espaciales de larga duración para ayudarlos a adaptarse al entorno inusual.
(Sputnik)