La subvariante de ómicron BA.2 está detrás del aumento de casos en algunas partes de la costa Este, con un nivel aún bajo de hospitalizaciones y fallecidos.
El origen de ese miedo es la subvariante de ómicron, la BA.2. Su velocidad de contagio, un 30% superior a la misma ómicron, tiene en guardia a las autoridades sanitarias. Tras el descenso dramático de positivos en las últimas semanas, los casos han vuelto a aumentar en varias partes del país y de forma muy notoria en ciudades como Washington y Nueva York, donde se están registrando unos 1.500 casos por día, más del doble que hace un mes.
En la región que comprende el área triestatal de Nueva Jersey, Connecticut y Nueva York, la BA.2 se ha convertido en la dominante con un 84% de los casos, aunque sin la virulencia de ómicron, que sacudió con fuerza en Nueva York y en el resto del país hasta superar el millón de casos en una jornada y volver a colapsar los hospitales.
De momento no se ha producido ni el aumento en la cantidad de hospitalizaciones ni en la cifra de muertos, que podría obligar a reinstaurar las restricciones de hace unas semanas. De hecho, el nivel de incidencia es de moderado a leve en casi todo el país, con poco menos de 30.000 casos diarios y 564 muertos, un 32% menos que hace dos semanas. El número de ingresados en las unidades de cuidados intensivos con el virus es de 2.206 en todo el país.
Por eso las alarmas no se han encendido aún. Las autoridades de Nueva York no descartan que alcance un nivel medio de riesgo en las próximas dos semanas mientras se preparan para incrementar el número de puntos para pruebas de Covid. Aun así, confían en no tener que alterar la hoja de ruta prevista y poder regresar a la normalidad previa a la pandemia, con la gente de vuelta a las oficinas. De acuerdo con los epidemiólogos, la combinación del alto nivel de vacunación del Estado con los infectados por ómicron -se estima que un 40% de los neoyorquinos lo ha pasado ya- debería servir de protección importante contra la BA.2.